Ser empresaria en Suiza es desafiar los estereotipos

La brasileña Isa Felder vive en Suiza desde hace más de veinte años. Especialista en lingüística, en 2017 abrió una escuela de idiomas en Zúrich en sociedad con otro inmigrante. Aunque se enfocan en enseñar alemán a extranjeros, el sueño es enseñar portugués a suizos.

Tan pronto como llegó a Suiza, a principios de la década de 2000, la brasileña Isa Felder aún no dominaba el alemán. A pesar del cambio del calor de Río de Janeiro al frío de Zúrich, el desafío fue recibido con alegría y la periodista se mostró optimista de que pronto podrá sentirse como en casa.

 

El proceso de integración, sin embargo, fue más complicado de lo esperado. La barrera del idioma la sorprendió por la dificultad, y tuvo que conquistar el aprendizaje “a la fuerza”, lo que la inspira hoy a ayudar a otros inmigrantes.

 

Hablar alemán correctamente siempre ha estado en la lista de prioridades de Isa, pero fue solo después de pasar vergüenza que a la periodista se le ocurrió la idea de tomar un curso de lingüística.

 

“Estaba en una tienda y me tomé la libertad de preguntarle a la vendedora si hablaba inglés. Ella me miró sin ninguna simpatía y dijo: ¿por qué quieres saber? ¡No estamos en Londres! Estaba tan avergonzada. Entonces ella simplemente me abandonó, me dejó allí sola”, recuerda.

 

Aprender a la fuerza

 

Han pasado casi 20 años desde la molestia, hoy Isa no solo habla, sino que también enseña alemán. Invirtió mucho en estudiar y se graduó en lingüística en la Escuela de Lingüística Aplicada (SALEEnlace externo, por sus siglas en alemán).

 

“El curso dura cuatro años y lo terminé en cinco, porque estaba trabajando en paralelo. Está al nivel de exigencia de una licenciatura y fue bastante difícil. Como en ese momento no tenía mucho dinero para tomar otros cursos en el extranjero, aprendí el idioma prácticamente a la fuerza”, dice.

 

En los pasillos de la escuela conoció al angoleño Nelson Adão, que estudiaba para traductor. Viviendo en Suiza desde la infancia, Nelson habla francés con fluidez y se ha convertido en su mejor amigo.

 

En ese momento aún no estaba claro para la dupla que se convertirían en socios, pero la camaradería los ayudó a culminar con éxito la maratón de estudios y forjar un fuerte vínculo de confianza y complicidad.

 

Después de graduarse, la carioca comenzó a enseñar a amigos y diplomáticos del cuerpo consular brasileño. Comprometida, desarrolló, junto a una colega, el programa didáctico que se aplicó en las clases del Centro Brasil Cultural (CEBRACE) de Zúrich, principal centro de la cultura brasileña en Suiza.

 

Alentada por los elogios de los estudiantes y basándose en su propia experiencia de integración, Isa se armó de valor para abrir una escuela de idiomas, World Language School (WLSEnlace externo), en septiembre de 2017.

 

El espíritu empresarial es "desafiar los estereotipos", dice. Debido a que ella es una inmigrante, la gente a veces le pregunta cómo puede enseñar alemán, aunque no sea nativa en el idioma, pero eso es precisamente lo que hace que la escuela sea diferente: ofrece cursos en portugués. Esta didáctica pretende animar a los alumnos a superar “el miedo a aprender”.

 

Papel social

 

La escuela de idiomas que Isa abrió con su amigo, Nelson Adão, se enfoca precisamente en ayudar a los extranjeros vulnerables a superar sus miedos y sortear sus limitaciones. Además de facilitar la comunicación en los niveles iniciales, la escuela también ofrece precios mucho más asequibles que cursos tradicionales como Migros Schule.

 

Además, para que los estudiantes puedan adaptarse a los cursos entre el trabajo y el hogar, la escuela está ubicada cerca de la estación central de Zúrich. “Siempre tenemos buenos precios, pero es la ubicación lo que también ayuda mucho. Buscamos ofrecer la comodidad que otros no tienen”, explica Nelson.

 

La pareja de empresarios aún se está descubriendo en los negocios e inicialmente tiene la intención de cumplir el papel social de facilitar la integración de extranjeros, especialmente de habla portuguesa, en Suiza.

 

“Todavía estamos registrados como una asociación únicamente y sin fines de lucro”, explica Felder. La empresaria estima que dentro del próximo año los socios podrán reunir los 20.000 francos necesarios para fundar una sociedad limitada y así darle un giro más comercial al emprendimiento.

 

La mayoría de los estudiantes son jóvenes inmigrantes en trabajos de base. Para ellos, además de promover la integración, el curso es una forma de evitar que terminen en una situación de “ni-ni”: ni estudia ni trabaja.

 

Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en 2017 alrededor del 8,4 % de los suizos de entre 15 y 29 años estaban desempleados External links. No es un porcentaje alto en comparación con el promedio de 13,24% observado en los países de la OCDE, pero relevante, considerando la prosperidad de la población de Suiza.

 

Demanda de cursos de alemán

 

Joana Costa, de 26 años, es una de las estudiantes. La portuguesa llegó a Zúrich en enero de 2018 y fue una de las primeros en participar en los cursos. Ya está en el nivel básico-intermedio (A2) y trabaja como cuidadora de niños en el hogar de una familia alemana.

“Me gusta mucho la disponibilidad de los profesores. Las clases son pequeñas, lo que ayuda mucho. También me gusta que hablen portugués y por eso pudimos responder preguntas específicas”, dice.

“Además, tuve que resolver burocracia en el gobierno, con varios formularios, y los profesores me ayudaron a llenarlos y resolverlos”, elogia Costa.

“Aquí apoyamos al alumno en todo. Damos incluso sesiones terapéuticas”, bromea Isa, refiriéndose al apoyo “técnico” y emocional que ofrece a los alumnos. La escuela también ofrece ocasionalmente capacitación en meditación y charlas sobre ciudadanía.

 

Alemán para principiantes es el curso más buscado, con la mayor demanda para los niveles A1 y A2, pero WLS también ofrece clases en inglés, español, francés, italiano y portugués.

La estrategia de futuro de Isa y Nelson es precisamente ir más allá de la comunidad inmigrante y centrarse en los ciudadanos suizos que tienen afinidad con Brasil y Portugal. Todavía les voy a enseñar portugués”, ya sueña con determinación el carioca.

 

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